Exposiciones, conciertos, danzas y un majestuoso pesebre viviente conforman las principales actividades de un festival que cuenta con la imponente cordillera de Los Andes como telón de fondo, único en el continente.
La Fiesta Nacional de la Navidad Cordillerana fue impulsada por vecinos, comerciantes, instituciones y empresas de San Martín de los Andes en el año 1977, con el fin de celebrar el espíritu de la comunidad durante la época navideña. Las primeras ocasiones estuvieron organizadas por la denominada Comisión de Promoción de San Martín de los Andes, que luego derivó en el Ente de Promoción Turística de San Martín de los Andes (ENSATUR) donde participan ciudadanos y el estado municipal.
Habitualmente la celebración tiene lugar en el Pasaje Virgen de la Montaña, que se encuentra en el acceso al centro de la ciudad. La programación de la fiesta incluye diversas actividades: exposiciones de arte, música en vivo, ballets, concurso de vidrieras y de jardines y un show de fuegos artificiales. El destacado violinista local, Alberto Lysy, es animador histórico con sus conciertos en la parroquia local. También los grupos Surandes y Remansos animan al público con un variado repertorio musical. La presencia de distintos coros locales es significativa por la cantidad y calidad de sus integrantes e interpretaciones vinculadas con la navidad. Tal es el caso de los locales Coro Inaum y el Coro del Asentamiento Universitario y el ocasionalmente visitante Coro de la Universidad Austral de Chile, oportunamente acompañado por la Orquesta de Cámara de Neuquén. La danza está a cargo de grupos como Danzas Albricias y Huilli-Mapu-Che.
El número central que atrae a todo el público visitante, en especial a los más chicos, es el Pesebre Viviente. El tema del espectáculo teatral es representar, desde una visión moderna, el nacimiento del Niño Jesús sobre la base de una variada gama de actuaciones, climas lumínicos y música. Participan de esta puesta en escena grupos locales de teatro como Sueños del Alma, Amaneceres del Sur y el Grupo de Teatro de la Biblioteca 4 de Febrero.
El cierre del festival coincide con los días previos al fin de año. Para ese entonces, los organizadores programan un show de sonido y luces en la costa del Lago Lacar que bordea a la ciudad, con la presencia hacia el final de fuegos artificiales. Pasada la medianoche, la celebración comienza a estar dominada por la música y el baile por parte del público, que asume en esos momentos un protagonismo central de uno de los eventos navideños más deslumbrantes que puede ofrecer el país en la actualidad.
La ciudad de San Martín de los Andes era un territorio dominado por los pueblos nativos llamados Mapuches y Pehuenches hasta la llegada del hombre blanco. Fue fundada en 1898 por el coronel Celestino Pérez, como parte de una estrategia del Estado nacional para consolidar su dominio territorial. A partir de ese momento, el número de habitantes comienza a ascender de la mano la llegada de inmigrantes europeos y chilenos que en su gran mayoría trabajaban en distintas actividades, pero principalmente sirviendo en el Ejército Argentino. La administración del poblado fue militar, por lo menos hasta las primeras décadas del siglo XX. En 1937 se establece el Parque Nacional Lanín con el fin de conservar las especies naturales de la zona. Recién durante la década de 1960 y 1970 el pueblo tuvo un significativo crecimiento económico, asociado a la explotación turística.
La vastedad y hermosura del paisaje cordillerano que brinda San Martín de los Andes es el eje de la atracción que ejerce sobre todo aquel que recala en la ciudad. Los bosques, lagos, montañas y la cálida hospitalidad de sus habitantes son las causas por las cuales los turistas nacionales y extranjeros encuentren a la localidad entre las más requeridas. Como parte de la importancia que el turismo ha logrado en la economía local, los vecinos, junto a la municipalidad, impulsaron desde fines de la década de 1970 la Fiesta Nacional de la Navidad Cordillerana, como una forma de promocionar la calidad de una ciudad preparada para visitantes que aman la naturaleza y respetan las tradiciones lugareñas.