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FIESTA NACIONAL DE LA CONFLUENCIA Acceso libre

Esta fiesta neuquina, con una duración de tres días en el mes de febrero, tiene por objetivo fundamental que se construya a lo largo del tiempo un sentimiento de identidad local. Por eso su nombre está íntimamente relacionado con los orígenes de la localidad y la unión de los ríos Limay y Neuquén.

Saltimbanquis, malabaristas, payasos, zancos y otros entretenimientos para niños. Acrobacias aéreas, show de paracaidistas y murales pintados en vivo son algunos de los atractivos de esta fiesta reciente, creada en 2013, y de la cual Neuquén, la ciudad más grande de la Patagonia y puerta de entrada a la región, se enorgullece.

El evento, que se realiza en el Paseo de la Costa, a orillas del río Limay, ofrece una completísima agenda de actividades recreativas para todas las edades como partidas de ajedrez, espectáculos musicales y un extenso paseo de esculturas.

Maquilladores ambulantes conocidos como pintacaras recorren el predio ofreciendo sus servicios a quienes estén dispuestos a pintarse el rostro. Otra de las propuestas culturales es el taller de muralismo y arte urbano en el que se trabajan distintas técnicas. También forma parte del evento una singularidad gastronómica llamada Plato de la Ciudad y que consiste en que tres escuelas de cocina locales cocinan una especialidad para los visitantes que se acerquen a degustar.

Así mismo se organiza un desfile de automóviles antiguos y un desfile de modas del que participan diseñadores locales. Pero el espectáculo más llamativo acaso sea el show de danza aérea, un número de destreza protagonizado por paracaidistas y avezados pilotos que hacen magia con sus aviones.

León Gieco, Los Tekis, Pimpinela, Ciro y Los Persas, Los Auténticos Decadentes y La Vela Puerca son algunos de los músicos consagrados que han animado el escenario principal del evento, que además cuenta con un segundo escenario en el que actúan los artistas locales y de la región.

Neuquén, ciudad anfitriona de la fiesta, fue fundada oficialmente el 12 de septiembre de 1904. Su nombre proviene del mapuche, idioma del pueblo originario homónimo que habitaba la zona antes de la invasión española, y significa “Agua que tiene fuerza” ya que así habían denominado al río que atraviesa esas tierras.

Los habitantes originarios tenían una gran movilidad y se desplazaban según las estaciones del año, las condiciones climáticas y la abundancia de caza y alimento. Alrededor del siglo XVI comenzó el proceso de aculturación protagonizado por los Mapuches sobre los demás pueblos originarios asentados en las distintas áreas de la provincia.

En el siglo XVII llegaron a Confluencia –como llamaban entonces por la confluencia de ríos al territorio donde hoy se erige la ciudad de Neuquén– diversas exploraciones impulsadas por europeos y autoridades de las colonias españolas. Sin embargo, recién en 1879 fue la campaña conocida como Conquista del Desierto, dirigida por Julio Argentino Roca, la que pudo quebrar la resistencia de los indígenas.

En 1902 el ferrocarril llegó a Confluencia, que entonces era apenas un caserío, y se dispuso bautizar a la estación como Neuquén, nombre que otros actores sociales ya usaban para referirse a la localidad y que le fue otorgado oficialmente en 1904, cuando se la declaró capital del territorio.

La Fiesta Nacional de la Confluencia, que en su segunda edición convocó a 170 mil personas, ya se perfila, pese a su corta trayectoria, como uno de los eventos de mayor concurrencia en la región, y en los próximos años tal vez evalúe la posibilidad de ampliar su duración. En el evento también se lleva a cabo un triatlón y una exposición de la que participan empresas neuquinas, universidades, organizaciones sin fines de lucro, comisiones vecinales, bibliotecas populares y artesanos.