Expresión de la importancia que alcanzó el sector cítrico, la festividad reúne a artistas, productores, público local y del resto de las provincias. Así celebra su historia y su futuro a partir de brindar un abanico de herramientas fundamentales para la prosperidad futura de la industria.
En 1966 se celebró la primera “Fiesta Nacional de la Citricultura”. Años antes, la ciudad de Concordia había sido nombraba como “Capital Nacional de la Citricultura”. Con lo cual, la ciudad, hacia mediados de la década de 1960, ya era el centro del país en torno a la producción y comercialización de los citrus. La Asociación de Citricultores, representando a todos los productores de la localidad, fue la organización que llevó adelante la iniciativa. Diversas crisis atravesadas por el sector impidieron la normalidad del festejo pero a partir de la década de 1980 la situación cambió.
El aumento de las superficies plantadas generó mayores cosechas gracias a la demanda de los países europeos. A principios de la década de 1990, el crecimiento estaba consolidado y la festividad había logrado una continuidad. Más aún: durante los años posteriores fue aumentando el nivel de los artistas y show brindados, pero también de la cantidad de visitantes, al punto que a mediados de la década del 2000 el festival llegó a registrar la presencia de 80.000 asistentes.
El evento tiene lugar en el Predio Ferial de Concordia y es reconocido con el nombre de Expo Citrus. La convocatoria incluye, además del público en general, a productores, técnicos, cosecheros y embaladores. De hecho, durante los días que dura la fiesta, están previstas el desarrollo de jornadas y foros vinculados con cuestiones centrales del sector, como la conveniencia de adoptar sistemas de riego, la reconversión cítrica, actualización comercial, asociativismo y comercio exterior. Los disertantes son representantes de instituciones tanto privadas como públicas.
Hacia la tarde y sobre todo en el horario nocturno la fiesta adquiere un verdadero color cultural y social, al proponer una serie de recitales y muestras artísticas. Los Alonsitos, Patricia Sosa, Los Caligaris, Banda XXI, Memphis La Blusera y el grupo De la Hostia fueron algunos de los músicos que tocaron en el escenario del Expo Citrus. Por su parte, el ballet de danza clásica infantil del Instituto de Arte y Movimiento y el ballet folclórico local, suben para mostrar su arte y para que el público disfrute del baile.
En los últimos años los organizadores introdujeron varias novedades: además de impulsar una ronda de negocios a nivel iberoamericano, se lanzaron los concursos de embaladores, el artístico citrícola destinado a alumnos de la escuela primaria y el de artistas plásticos, escultores y fotógrafos para que exhiban sus obras en la Expo Citrus y puedan ser elegidos los ganadores.
El nombre completo de la ciudad donde se desarrolla el festival es San Antonio de Padua de la Concordia. Fue fundada en 1832 en razón de la ley establecida por el Congreso provincial de Entre Ríos. Su población era criolla en su mayoría pero también procedente de los pueblos originarios, como los llamados “charruas” y los “yaros”. La llegada de la inmigración europea procedente de Suiza y Alemania generó un incremento de la población alcanzando en 1882 la cantidad de 10.000 habitantes, con lo cual fue declarada como ciudad. Asimismo, comenzaron a expandirse las colonias de trabajadores, arrendatarios y pequeños propietarios dedicados a la agricultura.
El arribo del tren, definitivamente construido hacia 1908 a nivel provincial, facilitó la explotación de bienes primarios. La construcción del tramo férreo Concordia-Buenos Aires, materializado en 1930 generó un cambio significativo en la economía de la ciudad. Durante la década de 1940 las condiciones climáticas y las mejores en las comunicaciones impulsaron la producción cítrica, intensificándose hacia 1970 a partir de un proceso de tecnificación que continúa hasta el día de hoy.
Atendiendo a la demanda europea, la exportación de productos cítricos alcanzó su record, replicando en el incremento de citricultores empresarios que desplazaron a los productores tradicionales. Sin embargo, esa tecnificación y el surgimiento de esta casta de empresarios no pudieron restar importancia al trabajo manual en tareas de cosecha y empaque. De esta manera, Argentina, gracias a la producción de Concordia pero también de otras localidades, logró posicionarse como uno de los principales productores de citrus del mundo.