La Fiesta convoca a los productores artesanales gastronómicos de toda la región para que expongan y comercialicen sus productos. Además de poder degustar y comprar alfajores, los visitantes pueden presenciar los espectáculos musicales y participar de los juegos.
Desde 2004, la Fiesta del Alfajor Artesanal tiene lugar en la ciudad de Junín. Organizada por la Dirección de Turismo del gobierno local, la jornada se desarrolla en el gimnasio del Club San Martín. Cuenta con la presencia de expositores gastronómicos artesanales y de artesanos de todo tipo que concurren con su trabajo para su exposición y venta. Además, por las tardes comienzan los espectáculos a cargo de artistas musicales locales y de la región, hay un patio de juegos para los niños y un “rincón productivo infantil” donde los más chicos pueden aprender a preparar sus alfajores.
Los alfajores y sus productores participan por diversos premios, que se entregan al alfajor más grande, al mejor presentado, al más rico y al mejor packaging. Esta fiesta busca incentivar la producción artesanal, objetivo que comparte con otras iniciativas e instituciones locales como el Mercado Artesanal Juninense. Al ofrecer un espacio para la comercialización y visibilización de su producción, se incentiva a los productores gastronómicos artesanales a continuar con su trabajo.
Junín es una ciudad del noroeste de la provincia de Buenos Aires. Dada su intensa actividad comercial, industrial cultural y educativa, se ha convertido en un polo de desarrollo de la región. Es la ciudad cabecera del partido homónimo, ubicado a orillas del Río Salado. Su antecedente en términos históricos es el Fuerte Federación, que durante el siglo XIX ocupaba las tierras junineses. Fue instalado como parte de los intentos del gobierno de Buenos Aires de avanzar sobre los territorios indígenas y extender la frontera de tierras agrícolas y ganaderas.
Desde 1880, con el desarrollo del modelo agroexportador y del tendido del ferrocarril por la provincia, Junín se incorporó activamente a los circuitos comerciales. Al estar comunicada con los puertos de embarco, ese evidenció el crecimiento de su producción agropecuaria. La instalación de talleres ferroviarios demandó mano de obra, que se cubrió con la llegada de inmigrantes europeos y propició el desarrollo urbano.