Desde 1965, cada febrero la ciudad de Baradero recibe a importantes artistas de folklore, tango y otros ritmos populares. La “ciudad del encuentro” se vuelve sede de uno de los festivales de música más importantes del país.
La ciudad de Baradero es cuna de uno de los festivales más importantes de la música y la canción tradicionalista. Reúne en el anfiteatro “Pedro Carossi” a unas 10.000 personas que se congregan para escuchar a los grupos y solistas de música folklórica argentina. Este evento incluye en su programación a reconocidos artistas a nivel nacional. En sus últimas ediciones pasaron por su escenario intérpretes como Raly Barrionuevo, Antonio Tarrago Ros, Bruno Arias y entre otros.
Los orígenes del festival se remontan a 1965, cuando los impulsores del evento se propusieron crear un encuentro abierto a los distintos ritmos populares que constituyera una fiesta para el pueblo. En esos años, la música folklórica causaba furor y los cantores y conjuntos florecían por todo el país. El Festival se propuso juntar a los exponentes del tango y el folklore en un mismo escenario. Durante la dictadura militar debió, sin embargo, suspenderse y se retomó en los años ‘80 con la vuelta de la democracia. El festival se enorgullece de su historia y en la apertura exhibe videos que muestran a los artistas que han pasado por ediciones anteriores, e incluyen a figuras icónicas como Atahualpa Yupanqui o Astor Piazzolla.
Durante enero se realiza el pre-Baradero, donde se inscriben los artistas que desean participar y compiten en las distintas sedes del país. El festival culmina con la elección de la revelación y tienen lugar en paralelo a los shows otras actividades como la peña oficial, la feria de artesanías.
La ciudad de Baradero cumplió 400 años en 2015, lo cual la convierte en la ciudad más antigua de la Provincia de Buenos Aires. Su historia comienza con la misión franciscana de Santiago de Baradero, donde fueron reducidos los pueblos guaraníes que habitaban en las riberas del delta del Paraná.
Durante el siglo XIX Baradero recibió colonos suizos que habían sido convocados para dar un impulso a la actividad agrícola en una región fértil, pero poco poblada. No sólo se desarrolló la agricultura, también lo hicieron la explotación de granjas, las herrerías y talleres que se especializaron en la fabricación de arados, guadañas y otros objetos para la actividad agrícola. Más tarde llegaron también inmigrantes de otras regiones, como franceses, españoles, italianos, alemanes y Baradero siguió creciendo y transformándose. El siglo XX trajo el desarrollo fabril y se instalaron alcoholeras, fábricas de papel y refinerías de maíz; también llegó el alumbrado público de las calles y el primer periódico. Para la década del 1930, era una verdadera ciudad.
Baradero siguió este camino de autotransformación durante toda su historia. En la década del ’60, se propuso como escenario privilegiado para la música popular argentina, ofreciendo toda su calidez y entusiasmo y desarrollando una verdadera identidad de “ciudad del encuentro”.