En febrero la ciudad de El Maitén se viste de fiesta para homenajear a la Trochita, el tren a vapor más pequeño del mundo, con la Fiesta Nacional del Tren a Vapor y Fiesta Provincial del Trencito.
Esta fiesta surgió con nuestra democracia en 1983, cuando en los festejos de Carnaval se hizo un desfile de carrozas. Al año siguiente se convirtió en la Primera Fiesta Regional del Trencito, y diez años más tarde llegó a ser la Fiesta Nacional del Tren a Vapor.
La celebración dura tres días cerca de mediados de mes y es de algún modo un homenaje a los trabajadores del Viejo Expreso Patagónico “Trochita”.
La ciudad de El Maitén, cuyo nombre se debe a los árboles característicos que crecían sobre las márgenes del río, fue escenario de la expansión del ferrocarril de trocha angosta a partir de 1922.
Hasta ese momento existían dos ramales ferroviarios en la Patagonia. Ambos eran privados: el ramal Puerto Madryn - Trelew en trocha de un metro, promovido por los colonos galeses del Chubut y perteneciente a una compañía británica; y el ramal de trocha ancha de Bahía Blanca a Neuquén, que pertenecía al Ferrocarril del Sud, también británico. Dos servicios más completaban el cuadro: uno conectaba las Salinas Grandes con Puerto Pirámides, en Península Valdés, (Chubut) y el otro se utilizaba en el presidio federal de Ushuaia (Tierra del Fuego).
Durante la presidencia de Yirigoyen se promovió la construcción de ramales de trocha angosta (más económicos, que se habían utilizado en la Primera Guerra para el aprovisionamiento de las tropas). Entre los distintos proyectos surgió el de la Red de Ferrocarriles Livianos de la Patagonia para unir la costa atlántica con la cordillera, que incluiría al Viejo Expreso Patagónico "La Trochita".
La década de 1930 vio florecer las obras. Entre ellas se destacó un puente de hierro sobre el Río Chico de 105 mts. de luz y un túnel de 110 mts. de largo. Llegaron a trabajar en la obra casi un millar de obreros. Fue notable la cantidad de inmigrantes de distintos países: macedonios, griegos, croatas, búlgaros, turcos, hindúes, ucranianos y polacos, entre otros, que se asentaron en la región con sus familias.
En 1941 el ferrocarril llegó a El Maitén, y el 25 de mayo de 1945 el ferrocarril entró triunfalmente a la ciudad de Esquel, ya durante la etapa de la Argentina industrial.
La historia misma de la ciudad fue escrita de la mano de la historia del ferrocarril (siendo el punto medio y más importante del recorrido, allí se situaron los talleres del ferrocarril). Por ello tuvo su peor momento cuando en el año 1993, por disposición del Gobierno Nacional se desactivo el Ramal de “La Trochita”, situación que trajo tristeza y preocupación a los habitantes de El Maitén. Pero en el año 1995, para alegría de los maitenenses y los turistas, el gobierno provincial asumió la responsabilidad de la gestión del ramal, y dispuso que prestara servicios turísticos hacia el interior de la provincia para exhibir con orgullo “La Trochita”, el tren a vapor más pequeño del mundo.
El Tren realiza el recorrido que se conoce popularmente como Viejo Expreso Patagónico y que une las ciudades de Esquel, en la provincia de Chubut, con la ciudad de Ingeniero Jacobacci, en la provincia de Río Negro.
La fiesta que se realiza todos los años en febrero es justamente un homenaje a todos esos trabajadores ferroviarios de la zona que construyeron la identidad de la ciudad. Como parte de los tradicionales festejos que se realizan en la vieja estación del ferrocarril, se pueden encontrar las divertidas carreras de zorritas ferroviarias y los paseos en tren. También se monta una exposición fotográfica que cuenta con imágenes la historia de “La Trochita”. Las actividades incluyen además trekking al Cañadón de los Ensueños, torneos de fútbol, voley, tejo, muestras de artesanías locales y regionales, teatro y animación de títeres, festival de doma y jineteada. También se elige la Reina Nacional del Tren a Vapor, que representa a la ciudad por un año.
En las cercanías de la vieja estación se construye un escenario al aire libre, donde al caer la noche el folclore toma el centro de la escena y de esta manera conviven en el marco de las celebraciones las tradiciones gauchescas previas a las llegada del ferrocarril, donde se presentan artistas locales y regionales, y deleitan al público con expresiones musicales que rescatan aspectos del folclore tradicional sin dejar de agregarle la impronta de la musicalidad de la Patagonia.