La Fiesta Nacional de la Dulzura es celebrada durante la segunda quincena de agosto en Villa de Merlo, provincia de San Luis. Con más de dos décadas de historia, la festividad ocupa un importante lugar en el calendario social, cultural y económico provincial. Pequeños productores y chefs de alfajores, dulces, tortas y postres son los protagonistas de una fiesta que reúne año tras año a un público procedente de varias partes del país.
A fines de la década de 1980, un grupo de vecinas de Villa de Merlo ideó una festividad que reflejara la tradición popular local vinculada con la elaboración de diversos productos dulces y que, a su vez, ampliara la oferta turística de la zona. Con el apoyo de la municipalidad comenzaron con los preparativos y, finalmente, pudieron inaugurar la primera edición en 1989. A partir de ese momento quedó organizada la Asociación Civil de la Dulzura Merlina que, de allí y en adelante, organiza año tras año la celebración.
La afluencia constante de público y la gran adhesión mostrada por parte de los habitantes de Villa de Merlo, posibilitaron que el gobierno provincial nombrara a la festividad como evento de interés en 1997. En 2002 la Secretaría de Turismo de la Nación la convirtió definitivamente Fiesta Nacional.
Cerca de 45.000 personas han visitado el evento, y más de 40 stands evidencian su éxito con el correr de los años. Durante los días que dura la celebración, cerca del 85% de la capacidad hotelera de la ciudad es ocupada por familias procedentes de varios puntos del país, al mismo tiempo que los servicios como restaurantes, ómnibus de larga distancia y el aeropuerto local colman su capacidad operativa.
Las actividades se desarrollan en los salones y stands dispuestos en el Parque Recreativo Barranca Colorada. Los días de la festividad están marcados por las clases y demostraciones de repostería, la música y la elección de una Reina de la Dulzura.
Chefs locales y nacionales exponen en vivo su forma de elaborar los alfajores, tortas, chocolates, waffles, bombones, etc. Sin embargo, hay espacio para otros productos artesanales como quesos, fiambres y cervezas.
Las exposiciones y ventas de los productos de origen local dispuestas en los stands han crecido con los años, junto con los bienes ofrecidos. La gente que se acerca puede degustar antes de comprar. Mientras, los más chicos se divierten en los peloteros inflables, la calesita ecológica, el scalextric, los simuladores de manejo y la muestra de acrobacias y bailes.
Al cierre de cada día, la música y la danza se hacen presentes. Grupos y solistas locales y regionales suben al escenario montado en uno de los salones para demostrar su arte vinculado, por lo general, al género folclórico.
El final de la fiesta está marcado por la elección de la reina y la elaboración y consumo de una Golosina Gigante, broche de oro de la celebración. La actuación de una figura musical de renombre nacional invita a todos a participar del cierre de este dulce festejo.
Villa de Merlo debe su nombre a sus miembros fundadores, siendo un homenaje al Virrey Pedro Merlo de Portugal. Tierra dominada por los pueblos comechingones, a partir de la ordenanza firmada por el virrey español Marques de Sobremonte quedó formalmente fundado el poblado en 1797. El uso corriente del nombre como Merlo borró finalmente el apellido del virrey.
La economía del pueblo durante el siglo XIX se vinculó con el cultivo de trigo, maíz, frutas como durazno, higo, peras y ciruelas. La llegada de la inmigración a fin de siglo y los cambios operados en la economía nacional, originaron un crecimiento notable del turismo como actividad económica. Durante buena parte del siglo XX, la producción de frutas y la demanda turística convirtieron a Villa de Merlo en uno de los principales centros gastronómicos para gran parte del país.