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FIESTA NACIONAL DEL CURANTO Acceso libre

En las cercanías de la ciudad de Bariloche, específicamente en Colonia Suiza, tiene lugar esta Fiesta, que hace honor a este tradicional plato que tiene historia y guarda celosamente parte de nuestra identidad.

Hoy en día, es uno de los eventos más convocantes de la región. Declarado Fiesta Nacional en 2013, tiene por objeto recordar a los primeros colonos de la zona, que tomaron esta comida de los pueblos originarios, revalorizar importancia de estas culturas aborígenes en nuestra identidad.


La Fiesta tiene su epicentro: la ceremonia del curanto, comida originaria de la Polinesia, pero difundida entre los pueblos nativos del mundo entero. El curanto es araucano, de donde deviene la voz de su nombre, y fue introducido en la zona por Emilio Goye, uno de los primeros pobladores de la colonia, que solía viajar con su familia a Chile. Conoció particularmente el curanto chilote, hecho con mariscos, y lo adaptó para cocer carnes y hortalizas.


Su realización es todo un acontecimiento. Es un modo de cocinar en un pozo, bajo tierra, utilizando piedras calientes y hojas para cubrir los alimentos. Curanto –kurantu-, significa en lengua mapudungun “pedregal”.


En la Fiesta Nacional se lleva a cabo un curanto “oficial”, realizado por los alguno de los cocineros de este plato de Colonia Suiza, heredero del legado de los primeros cocineros. Rubén Nielsen ha tenido a cargo esta ceremonia en la última oportunidad. Se cava un pozo rectangular de tres por ocho metros, donde se colocan piedras grandes, calentadas al fuego a lo largo de dos horas. Luego, se retiran las brasas y se colocan hojas de maqui encima de la piedras.


Sobre ese colchón de hojas, se cocina carne de todo tipo y una amplia variedad de hortalizas. A su vez, sobre la comida se coloca otra capa de hojas, y una manta de arpillera para cerrar la fosa en forma total. El curanto se degusta una hora después, cuando se reparte entre todos los asistentes.


Los que saben, dicen que el secreto es que los diez ingredientes -papa, batata, zanahoria, arvejas con queso derretido y zapallo, polo, carne vacuna, cerdo, cordero, achuras y manzana- estén cocidos a punto, es decir, no apurar la apertura de esta especie de horno.


Muchos otros curantos se realizan al mismo tiempo –por eso se conforma una gran feria del curanto- y su apertura es en horarios diferentes, a lo largo de todo el día, para satisfacer a todos los que se acercan deseosos de probar.


A lo largo de dos jornadas, se puede disfrutar de una feria gastronómica con un espacio para la cerveza artesanal, una globa con productos de microemprendedores y espectáculos para los más chicos.


La celebración incluye también espectáculos de música y danza, con importantes grupos locales y nacionales, como Tambor y Flores, Banda Municipal de Vientos, Trilogía Viajera, el solista Tata Chango, el Ballet Folklórico Tolkeyén, El Acople, show de tango,  Tu Mambo, y Arbolito. Se realizan en un escenario principal, en la zona de la feria.


Esta aldea conocida como Colonia Suiza, fue creada a fines del siglo XIX, en 1895, cuando se asentaron allí los hermanos Goye, provenientes de Valais, en la suiza francesa, luego de haber pasado previamente por Chile.


Ya iniciado el siglo XX, la inmigración se promovió a través de la “Ley Hogar”, y otros migrantes suizos llegaron a la colonia, como el caso de las familias Cretton, Mermoud y Neu. Se dedicaron a la actividad agrícola, y comerciaban sus productos con Chile, a través de la zona de los lagos, en embarcaciones construidas por ellos. Cultivaron manzanas, peras, duraznos, cerezas, produjeron dulces y  conservas caseras, y trabajaron la madera para la construcción.


Fue justamente uno de los Goye quien trajo el curanto, que hoy convoca a todos a esta fiesta, porque es símbolo de la heterogénea conformación de la identidad de nuestro pueblo.