La ciudad de Olavarría lleva adelante durante la primera quincena de diciembre este festival que es organizado por el Fútbol Club Ferro Carril Sud, el evento tuvo su primera ocasión en el año 2003.
A lo largo de sus veinte años de trayectoria, y con apoyo de la municipalidad y la Secretaria de Turismo de la provincia de Buenos Aires, la fiesta incrementó su público, la calidad y cantidad de artistas y actividades ofrecidas, al punto de convertirse en una de las festividades más importantes para la provincia.
La celebración Nacional de la Doma y el Folklore nació hace poco tiempo, si se la compara con otras fiestas nacionales.
En el año 2003, la comisión directiva del Fútbol Club Ferro Carril Sud decidió realizar una consulta con varias instituciones civiles y estatales sobre la posibilidad de organizar una fiesta que exponga la tradición de la ciudad. Inmediatamente comenzó la organización y a fines de ese año, la fiesta pudo consumarse. Con el tiempo, en 2012, fue declarada fiesta nacional.
El lugar elegido para la festividad era el club organizador. Con los años, la sede fue cambiando hasta que en la actualidad se desarrolla en el Club Racing de Olavarría. Inaugurado en 1969 y ampliado años después, esta institución social y deportiva cuenta con múltiples comodidades adecuadas para el desarrollo de un festival. El club ofrece a los visitantes servicio de camping, parrillas, parque infantil, restaurante, baños, vestuarios, todo en un predio rodeado por un arroyo. Cuenta además, con una capacidad de hasta 20.000 personas gracias a su campo de fútbol, uno de los más grandes de la región central de la provincia de Buenos Aires.
La programación contempla música en vivo, grupos de danzas, jineteadas, peñas y concurso de payadores. El inicio de la fiesta está marcado por el desfile en las calles de la ciudad de la gente de campo, carruajes antiguos y agrupaciones gauchas. Una vez en el estadio, la apertura esta a cargo de la comisión organizadora. Allí se bendice la bandera argentina y se canta el himno nacional. Minutos después de la celebración a los símbolos patrios, comienza la jineteada de bastos con encimera que durará en las distintas jornadas hasta la última noche.
La música y la danza ocupan un sitio cada vez más preferencial para los organizadores y el público en general. Por el escenario del estadio del Racing Club de Olavarría varios músicos de alcance nacional demostraron y encantaron a los espectadores. Entre ellos destacan Abel Pintos, El Chaqueño Palavecino, Ramona Galarza, entre otros.
Numerosos grupos de danzas también se hacen presente entre la grilla musical. Además, tiene lugar el baile para el público, sobre todos para aquellos que se animan a subir al escenario al son de la cumbia. Además, los organizadores impulsan año tras año el desarrollo del concurso de payadores, bajo el titulo Certamen Nacional de Payadores. Esta tradición folclórica se une a la puesta en escena de peñas acreditas.
El cierre está a cargo de una figura musical de resonancia nacional y la final del concurso de jineteada de bastos con encimera. Los sorteos de los premios de la Rifa del Festival tienen su lugar durante este último día, con importantes beneficios para los ganadores y para los organizadores, ya que con la venta de los números en parte financian la fiesta del año que viene.
Olavarría fue fundada en 1867, bajo la orden del coronel Álvaro Bravo, jefe militar de la Frontera Sur. Esta zona fue epicentro de muchos conflictos entre los habitantes originarios y el hombre blanco, dispuesto a avanzar y a apropiarse del territorio. La primer expedición realizada desde Buenos Aires hasta donde se encuentra hoy Olavarría se realizó en 1741, y el primer intento de ocupación de tierras fue entre 1855 y 1856. Allí se levantó un fortín a orillas del Arroyo Tapalqué, con la intención de avanzar hacia el sur. Los habitante nativos resistieron el avance cuanto pudieron, y en 1875 se produjo la última sublevación de la zona capitaneada por Manuel Namuncurá. Así, Olavarría comenzó a fijarse sus límites, designarse las primeras autoridades y convertirse en cabecera del partido bajo el nombre homónimo.